miércoles, 20 de agosto de 2008

All you need is love, love is all you need

Llevo casi un mes perdida en una de esas ciudades de las que no logro acabar de encariñarme. En el Norte, rodeada de frío, de frío en el clima y en las fachadas de las típicas casas inglesas que se amontonan en ella. En Londres, una ciudad donde el verano apenas es un atisbo y el invierno se convierte en la vida cotidiana, la lluvia en tu única amiga, visible a través de la ventanilla de un autobús rojo que siempre va lleno. Una ciudad habitada por gentes de cientos de procedencias que quizás apenas consiguen acostumbrarse a su nueva vida o quizás consiguieron hallar en su nuevo país la felicidad que en el de origen no encontraban. Quién sabe por qué, en esta ciudad de la que muchos hablan maravillas y con la única compañía que necesitaba, no acabo de saber cómo ser feliz.