miércoles, 3 de diciembre de 2008

Interinos


Es curioso porque al parecer ahora pedir becas al Ministerio es mucho más fácil que buscar una plaza de profesor de Secundaria. Sirva una anécdota como ejemplo.
Lo normal ha sido siempre que una persona que quisiera dedicarse a la investigación se preparase las oposiciones de Secundaria como alternativa por lo que pudiera pasar, porque ya sabemos que la investigación va ligada a la Universidad y que entrar ahí no es fácil. Pues bien, aquí entra la anécdota. Hace un par de días una muchacha que ha coincidido conmigo en un curso de doctorado me contaba que había echado la beca de investigación (esa que pide la gente como paso previo a “meter cabeza en la Facultad”, que suelen decir) como alternativa a las oposiciones que ya había aprobado. Me quedé a cuadros, evidentemente. La cosa era que ella, habiendo aprobado las oposiciones (sí, las últimas, las primeras a las que ella se presentaba), había echado una beca de investigación como alternativa porque aún no la habían llamado, y mientras prepara el doctorado por las tardes, trabaja en una oficina por las mañanas… A lo que quiero llegar es al hecho de que ya hay gente de esta generación perdida entre dos aguas a la que ¿desgraciadamente? pertenezco, que ve un vacío de posibilidades en la única vía de salida laboral clara que se suponía que tenían las carreras de letras. Oportunidades, sí, para todos, también.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Perdidos


A veces, por no decir siempre, tomar una decisión se convierte en un trago difícil, por todo lo que esa decisión significa en lo que a condicionarte la vida se refiere. Porque, hay decisiones que son un vivo ejemplo de quién eres y en qué pretendes convertirte. De qué escondes debajo del disfraz de ser humano que llevas tiempo vistiendo y esforzándote por mostrar como el traje cotidiano, que no es real, aunque quieras que lo sea.
A menudo estoy sentada junto a un grupo de personas a las que admiro, personas que son aquello en lo que yo aspiraba convertirme, sintiéndome, sin embargo, cada vez más alejada de ellas. Porque son algo que está muy lejos de donde estoy, algo que aparté de mi camino, aunque pretendía… pretendí en algún momento, que el suyo fuera el mío propio, mi camino, construido al andar, a base de reunir piedras sencillas, piedras de honda. Creo que no me reconozco en el espejo cuando estoy sentada junto a ellos. Quizás se perdió el toque de ingenuidad ése que se diluye con los años. Quizás me aparté de las que debían, de las que yo pensaba que debían ser mis batallas. Honestamente no lo sé. Quizás simplemente lo que ocurre es que cada vez escucho menos música… y leo menos poemas…
Una vez, cuando andaba perdida en los diecisiete años, los años de la primavera, me dije a mi misma, cuando decidí que estudiaría Historia, que quería ser profesora de Instituto, preparar mis oposiciones para ser profesora de Enseñanzas Medias, y durante los primeros años de carrera seguí pensando o creyendo que pensaba lo mismo. Defendía que era mucho más necesario prepararse para dar clase en los institutos de Secundaria que pasar a ocupar los carcomidos bancos de la Facultad. Pensaba, creo que sigo pensándolo a pesar de lo que haya hecho, que era mucho más importante formar a los niños que a los adultos, lo creía esencial para cambiar algo en este país, aunque fuese desde un pequeño refugio perdido en un pueblo sin alma y sin vida. Pero no sé cómo, no sé en qué momento, todo se torció y yo empecé a plantearme la posibilidad de pedir becas para dedicarme a la investigación y a dar clases en la Facultad.
Me sigue dando pavor pensar en la posibilidad de que antes de cambiar esa decisión pudiera haberme convencido a mi misma y a mi autoestima de la necesidad de ser profesora de instituto para poder con ello justificar mi fracaso, quiero decir, para evitar pensar y convencerme de que no era tan brillante como todos pensaban, como así lo estaban demostrando mis resultados en los primeros años. Sigo sin saber si fue antes el huevo o la gallina, si fue el hecho de no sacar una media brillante el que hizo que no me planteara la posibilidad de la investigación o si realmente fue como yo me repetía, que cuando me planteé esa vía fue cuando hice el esfuerzo necesario para alcanzarlo. En fin, estoy utilizando este blog como terapia freudiana… discúlpenme.
La cuestión es que no sé si el hecho de decidir pedir la llamada beca F. P. U. ha hecho de mí una peor persona que si hubiera optado por matricularme en el C.A.P. directamente. Hay gente a la que admiro que tiene muy mala opinión del personal universitario. Yo misma llegué a tenerla (volvemos a lo mismo, no sé si he cambiado esa opinión sólo para justificarme). No sé si una persona tiene más o menos posibilidades de ser honesta perteneciendo a un cuerpo o al otro… y creo que ser honesta es uno de los pocos objetivos principales que yo me había propuesto en la vida. Quizás ya me haya defraudado.
La otra faceta de la vida, la otra decisión que me hace pensar en eso es esa idea que yo tenía del compromiso social, de la necesidad de organizarse y luchar por aquello que uno piensa, aunque nos costase recortar nuestro tiempo propio y el bien individual en pos del cambio y del bien común. La verdad es que jamás he “trabajado” con ninguna organización sindical, aunque alguna vez, en esos años de ingenuidad de los que hablaba, fui a manifestaciones y llegué a proponer a mis compañeros formar unas Juventudes Libertarias (creo recordar que se rieron de mi muy a gusto).
Tampoco sé si es para justificar no haber cumplido tampoco ese propósito que cada vez veo con peores ojos a los sindicatos y a los grupos que suelen hacer aunque sea una mínima acción a mi alrededor (estoy pensando en los grupos contra Bolonia que existen en la Facultad). Quizás simplemente he madurado, como llaman muy comúnmente a perder los sueños. En fin, o quizás el entorno nos condiciona y todo esto se ve claramente influenciado por mis amistades, que cada día ruedan un poco más hacia el azul… quizás si me hubiera mantenido en otro entorno estaría hoy encerrada en el Rectorado protestando contra algo con lo que (creo) no estoy de acuerdo. No sé si el hecho de pensar que las formas de actuar no me gustan es sólo una forma cómoda de no hacer nada. No sé si mi crítica a lo que se está derivando de los convenios firmados a favor de los interinos es otra forma más de lo mismo. No lo sé.
Lo cierto es que cuando me metí en los grupos contra Bolonia hace años acabé dejándolo porque necesitaba tiempo para estudiar, diciendo que no me gustaba cómo planteaba el tema la gente de Delegación de alumnos. La cuestión es que a la hora de la verdad, con el título de Licenciado en Historia en las manos yo fui a la ventanilla de Tercer Ciclo para matricularme en el Doctorado y no al ICE para informarme sobre el CAP, por más que afirmara y siga afirmando rotundamente que haré las oposiciones en 2010. Espero cumplirlo… para poder convertirme en Interina, claro.