miércoles, 13 de octubre de 2010

Intemperie

La noche del 12 de octubre pudimos disfrutar de un nuevo concierto de Aute en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, después de al menos siete años desde la última vez. Las cosas han cambiado mucho desde entonces, sin ir más lejos a éste sí pudiste acompañarme, aunque no en las condiciones en las que hubiera deseado. Pero en fin, no quiero hablar de ti, ya te pienso lo suficiente y para ser sincera estás cada día más gordo (en el sentido figurado).

Lo que pensaba es que a pesar de todos los cambios, de que yo sea menos trabajadora y mi vida no sea la que hubiera pensado me siguen emocionando de la misma manera las mismas canciones. Y eso, para qué engañarnos, me alegra sobremanera. Me gusta poder seguir cantando La Belleza como la aprendí con diecisiete años (otra vez tú).

Y aunque ahora esté desengañada de casi todo el mundo sigo esperando ilusionada a que este hombre saque de una vez su nuevo disco para poder seguir escuchándole a la luz de los últimos acontecimientos. Aún queda gente que escribe cosas hermosas y se pregunta cantando las preguntas que todos nos hacemos nunca en voz alta, poniendo un punto de crítica. Lo hace, y a mi me llena de esperanza. Aunque la esperanza me dure dos días.

Les dejo lo que alguna vez fue mi credo del día a día:




Decir espera es un crimen,
decir mañana es igual que matar,
ayer de nada nos sirve,
las cicatrices no ayudan a andar.

Sólo morir permanece
como la más inmutable razón,
vivir es un accidente,
un ejercicio de gozo y dolor.

Que no, que no, que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso...

Quien pone reglas al juego
se engaña si dice que es jugador,
lo que le mueve es el miedo
de que se sepa que nunca jugó.

La ciencia es una estrategia,
es una forma de atar la verdad
que es algo más que materia,
pues el misterio se oculta detrás.

Hay demasiados profetas,
profesionales de la libertad,
que hacen del aire, bandera,
pretexto inútil para respirar.

En una noche infinita
que va meciendo a este gran ataúd
donde olvidamos que el día
sólo es un punto, un punto de luz.

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