lunes, 18 de octubre de 2010

Mi bici

Esta es mi bici. Y hoy quiero hablar de ella porque he estado a punto de perderla. Ha sido cuestión de unos segundos que un malintencionado que ha dejado todos mis candados hechos añicos se la llevara. Afortunadamente, pudo evitarse. Todavía no me lo acabo de creer.

Es mi bici y le tengo cariño. Posiblemente a ese tipo no le habrían dado apenas nada por ella, pero es mi bici. No es una bici, es mi bici, la bici que compré hace años ahorrando el regalo de varias celebraciones (cumpleaños, reyes magos y todas esas cosas). Y no es que fuese una bici carísima, sino que en aquella época tenía que ahorrar mucho para poder darme un capricho y quizás por eso le tengo aún más cariño. Porque ha vivido conmigo durante los últimos años, ha terminado conmigo la carrera y me ha llevado siempre que el tiempo nos lo permitía a cada una de mis clases de doctorado. Ella, compañera fiel en el tren y en las calles. Compañera de paseos inolvidables.

Y un señor al que no conocemos de nada ha pretendido llevársela hoy, esta noche, hace apenas un rato, en mis propias narices, mientras yo hablaba con unos amigos a la salida del coro, en el edificio del Ateneo de Sevilla. "Tengo que irme", dije, y al levantar la mirada me di cuenta de que alguien hacía algo extraño. Y aún así me costó reaccionar y la reacción fue salir corriendo a salvar mi bici. Porque es mi bici y es la que quiero y es la que necesito.

Esas cosas que se hacen. El tipo llevaba un instrumento de ellos de cortar cadenas escondido bajo la camiseta y yo salí corriendo a buscar mi bici sin pensar que ese tipo podría no haberse ido corriendo, que es lo que hizo cuando me vio llegar a mi y a los cuatro amigos que vinieron detrás mía, creo que sin saber muy bien por qué ni a dónde.

No sé si ustedes tienen alguna manía. Yo tengo muchas. Desde que era pequeña estoy convencida de que me da mala suerte estrenar cosas, principalmente ropa, desde un chaleco hasta unos calcetines. Y hoy estrenaba zapatos. De esto me he dado cuenta al llegar a casa y comprobar que esa regla de tres que creía superada sigue ahí. Luego me ha dado por pensar si realmente en lugar de mala suerte por un intento fallido de robo de bicicleta, lo que he tenido no habrá sido buena suerte por haber logrado llegar a tiempo a rescatarla.

En fin, esta es mi bici y, afortunadamente, sigue conmigo. Y espero que mucho tiempo porque cuando la busqué lo hice con la idea de que me acompañara durante toda la vida. Uno tiene que ir rodeándose de cosas que no le abandonen.

3 alas de mariposa:

Fer dijo...

Me alegro mucho de que la historia tuviera un final feliz. Yo también quiero mucho a mi bicicleta, y entiendo lo que sientes por ella.

guss dijo...

Eres muy afortunada, a pesar de que ese día estrenabas zapatos.
A mi me robaron mi Bici Peugeot de paseo, del patio de mi casa, que estaba sin antirrobo; mea culpa. Era casi tan bonita como la tuya, pero no tuve tanta suerte como tu, y la robaron.
Ahora soy feliz con mi plegable, y recorro esas calles, y caminos de Madrid que me llevan quizá, alguna parte.
Pero soy feliz, estoy orgulloso de mi Bici, que espero también me acompañe muchos años.
Te deseo mucha suerte con tu Bici, que siga a tu lado haciendóos felices las dos.

Pájaro Africano dijo...

Gracias por los comentarios, espero que tengáis suerte en lo porvenir con vuestras respectivas bicicletas. Un saludo, :-)