Aquellas mañanas por las que transitábamos juntos me hacían perder el sueño de madrugada, impaciente por su llegada. Ahora no espero nada. Duermes en mi cama, pero tu sueño no me tranquiliza, me llena de la angustia de saber que no lo poseo, que habrá algún mañana en el que tú ya no estés.
domingo, 6 de febrero de 2011
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2 alas de mariposa:
Es que resulta prácticamente imposible poseer los sueños. Nos podemos empeñar en la empresa, pero el esfuerzo necesario es muy superior al que podemos desarrollar. Ante estas situaciones supongo que hay que resignarse a vivir lo más al día posible y aceptar cuando llegue el momento que la luz puede recorrer caminos divergentes en las mañanas.
Un abrazo.
Lo voy aprendiendo (y mi cara me lo agradece :P). Pero yo sé que es posible. El problema es no poder olvidar que lo es :-)
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