martes, 3 de febrero de 2009

Horizontes

Parece que todo comienza a calmarse, pero me da miedo que sólo se trate de una falsa alarma, que mañana todo vuelva a enredarse hasta vedar el paso de los horizontes que ahora parecen abiertos; descuidada la vida de los mortales de nuevo. Surgieron oportunidades que deseché a pesar de los consejos de algunos amigos, pero estoy contenta, no me pesa haberlo hecho, sigo en mi camino haciendo lo que me gusta aunque no prometa buenos resultados. Fernando IV es cada día un compañero más cercano, y algunos de los nobles castellanos de finales del siglo XIII pasan conmigo cada día más horas. Mi madre sonríe algunas veces y mi abuela ya no dice que quiere morirse. El abuelo vuelve a ser el que era, más cariñoso si cabe. Sólo me falta a quien poder intentar enseñar algo.


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